Solo una carta para tí...
A veces, debo de reconocer no muchas, recuerdo y pienso en cuando nos conocimos y nos vimos por primera vez; nadie hubiese apostado nada por nuestra amistad, pero ahí nos esforzamos tú y yo para convertir esto tan simple en algo realmente importante. Los paraísos no sé muy bien cómo son y si hay ángeles en ellos, pero en los que me regalaste no sobró ni faltó absolutamente nada, llegaron a ser casi perfectos y cuando digo casi evoco la tristeza de no haber gozado de la aceptación de muchos...
Quién pudiera entender algo de lo que pasamos mezclándonos entre los demás como si nada. Mi sentimiento más común de aquel entonces era querer soñar y volar aunque tuviese que llevarme por delante a otros que sólo tuvieron la mala suerte de cruzarse en este camino.
He buscado abrigar tus sentimientos sin conseguirlo. He logrado que me mientas sólo por no querer hacerme daño y lo sé. He mirado tus ojos que están tan cerca y a kilómetros de distancia como tus pensamientos que son de todos menos míos.
Tampoco pasa nada, cuanto mejor es la libertad que una amistad te puede regalar, yo ya tuve momentos buenos, que se han convertido en excepcionales con esa tendencia que tenemos los seres humanos a guardar sólo lo bueno desechando lo que no nutre ni alimenta. Sonrío y atiendo a mis emociones que sólo yo conozco y escucho a mis pensamientos que sé de que hablan, me fortalezco a través de palabras de aliento, suspiro creyendo en que las historias podrían alguna vez cambiar su final y espero paciente mientras escucho alguna canción que habla del pasado...
Cst.
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