Meteduras de pata con sabor a relax

Simetría, simetría. Todo tiene que adecuarse y calzar a la perfección, los amigos, la ropa, los amores, los zapatos -¡vaya comparación!. Todo debe estar perfectamente alineado, incluso la vida porque como te atrevas a salirte un poquito aunque sea un poquito de las normas ya la has cagao... miro a mi alrededor, me observo en el espejo y me digo a mi misma, amiga si eso es así entonces te has llevado el récord de las cagadas.

Pero no importa porque resulta que, y siempre se ha dicho, la vida no es fácil ni ser adulto tampoco, menos asumir responsabilidades y comportarte como el estandarte de la dignidad y la decencia. Cabe reconocerse que hay quienes de forma natural y espontánea lo logran sin esfuerzo alguno (digo esto ser especialmente dignos, ¿Cómo lo hacen?), siguen las reglas, se apean cuando algo sienten que no va bien y continúan su camino de manera honrosa y segura. Hay quienes, por el contrario, todo o casi todo, lo hacen al revés. No se apean nunca, andan a tropezones y se cagan de la risa aunque lo hubieran hecho fatal, se equivocan infinidad de veces, se golpean en el querer, lo intentan, lo logran y cuando no se sacan la m....... , y se sonrojan por ser los malos de la película, se sonrojan porque simplemente no lo pretendían sólo han actuado creyendo en algo que finalmente no pudo ser.

Así como hay muchos que se esfuerzan por seguir el camino recto, bueno, digno, ejemplar y esas cosas que suenan muy bien más aún cuando se está entre familia y amigos haciéndose ver y diciendo lo bien que lo hacen, incluso los hijos que crían también de esa forma tan honrada y tan digna, vamos, que llevan una vida simétrica, también hay quienes tienen vidas asimétricas, que no se parece en nada ni por asomo siquiera, a esa forma de vida inculcada por curas y monjas o familias rectas de esas de las que seguro salí yo también, vidas totalmente raras para algunos y por supuesto, siempre muy rara para la opinión más estrictamente personal.

Vidas asimétricas, así de simple, no hay amores eternos, no hay hijos, no hay objetivos a corto plazo, ¿y a largo? no hay casa ni hipotecas, no hay coche ni colegios de niños que pagar, obligaciones siempre existen pero estas no son como las de todos... ¿cómo explicamos esto? Esto es como ir andando, como dando un paseo mientras los demás van corriendo y no te queda de otra que mirar con admiración al resto por tener ese empeño por llegar a la meta, esa actitud competitiva, aún sin saber estos maratonianos que el lento, que eres tú, con tu vida medio rara, medio insulsa, medio freaky, a medias en todo, también llegarás aunque seguramente más tarde y menos agotado.

Entiendo lo que es ir por la senda de lo establecido, por querer hacer lo correcto siempre (ojo, que no es lo mismo que hacerlo correctamente ¿?), lo entiendo y lo he intentado pero siento decepcionarlos, eso no es lo mío.

No creo en aquello de seguir siempre las reglas. Creo, ciertamente, que el hecho de infringirlas a veces produce un poquito de tranquilidad y felicidad. No lo creo, estoy segura. No creo en la formulación de reglas por el hecho de que existan, por eso de que algo hay que seguir, me parece aburrido e insípido, me parece buffff no sé ¿raro?. Creo que la vida es algo muy personal , con decisiones muy personales también y que a veces no siempre se ajusta a las reglas y a todo lo que nos rodea, pienso que es bueno hacer cosas que a veces no tengan que ver con lo establecido, no creo en la anarquía, simplemente en los momentos de descanso en los que nos apetece ser lo que queremos ser y no lo que los demás esperan que seamos, creo que desprenderse de la obligación de ser siempre correcto por un momento, sin llevarte a nadie entre las piernas, no estaría nada mal y hasta lo disfrutarías. Creo que a veces no está nada mal que nos mandemos las cagadas que queramos, ¿Por qué no? ¡Y yo quiero ser la primera!

Lessar.