I Tego Arcana Dei

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viernes, marzo 11, 2011

Niños de Carabayllo y Perú

Fue en un autobús amarillo como este:


Aquí, llenos de curiosidad y miedos varios nos fuimos hacía Carabayllo. Para que os ponga situ Carabayllo forma parte del grupo denominado Lima Norte y su población pertenence a los niveles socioeconómicos B C D y E, vamos, que hay pocos B y más E. Dentro de su zona urbana se encuentran los pueblo jóvenes como La Flor, el Vallecito, Villa Esperanza y otros más, y asentamientos humanos como Las Malvinas. ¿Estáis ya ubicados?

Pues hacia allá nos fuimos, hacia los cerros de Lima. Nos dirigimos hacia Carabayllo porque en época de navidad la familia Bravo Eyzaguirre, toda ella (abuelos, primos, hermanos, tíos y demás familiares) se comprometen a hacer obras sociales en aras de ayudar a los más necesitados pero sobre todo a los más pequeños de esas familias. Ellos, los Bravo, aceptaron me uniera a una de sus actividades navideñas que realizan cada año en diferentes localidades, distritos y poblados de Lima y sus alrededores.


Familias con carencias todas: agua, luz, desagüe, inseguridad ciudadana, expuestos a la miseria, a la delincuencia y a un submundo denigrante que no podemos llegar siquiera a imaginar. Kate y yo queríamos ir hacia los cerros y conocer de primera mano la realidad de ese nuestro país, que nos encanta y nos seduce de Miraflores a la Planicie pero que nos espanta con su miseria a pocos kilómetros del centro urbano.

Con Kate ya hemos andado por lugares poco recomendados. Recuerdo que adolescentes hicimos un muy buen reportaje de investigación en la cárcel de hombres Río Seco en Piura, aún cuando muchos nos aconsejaron no meternos en esos lares tan peligrosos. Cuando me reencontré con ella después de 10 años en una cafetería de Miraflores el pasado diciembre no dudé en ofrecerle la oportunidad de venir conmigo a Carabayllo, ya que previamente había sido invitada por los Bravo para compartir tal experiencia. Kate no dudo en aceptar así que acordando día y hora quedamos comprometidas a dejar nuestros prejuicios en casa e ir con la mente bien abierta y receptiva a conocer las entrañas de esa Lima "La horrible!.

Al llegar no dudamos en bajar del autobús, y dirigirnos hacia los cerros, subir y subir y subir y subir esos cerros, aunque muchos nos dijeran que no lo hiciésemos. Los moradores nos hablaban. Kate con su Canon, yo con mi misera Lumix intentamos plasmar en fotografía lo que por nuestros ojos pasaba: La gentileza de las personas que se nos acercaban versus a toda esa pobreza que resultaba innecesaria, mierdosa, aplastante que nos rodeaba.

























Nos fuimos hacia los Olivos con alrededor de 200 niños de aquellos cerros. Jugamos, cantamos, les pintamos las caras. Bailamos todos y nos divertirnos como críos. También comimos muy bien y todos sin excepción con el único fin de hacer de ese momento y ese lugar un espacio sin diferencias como debe de ser.


Hablé de mucho con muchas madres, sobre la problemática de los cerros, de aquellos lugares en donde no llega la ayuda ni la política, ¡perdón! los políticos si llegan pero sólo cuando hay campañas electorales y por 50 soles (13 euros) ofrecidos a estas familias pintarrajean con propaganda las fachadas de sus pobres viviendas. Según me contaban la problemática era la de siempre: "Los niños, señorita, no llegan a la universidad. Las niñas se embarazan con 13 o 14 años. Los jóvenes trapichean y coquetean con la delincuencia. Hace seis meses que mataron a mi cuñado -me contaba una de ellas- ha dejado 5 hijos, el menor con 7 años; pues él, el más pequeño quiere ir en busca de quien mató a su papá. A esa edad ya busca venganza. Señorita, la policía no llega, no ayuda, son los peores..." Y así un sinfín de historias, que ahora, mientras les escribo me causan lástima y rabia, por supuesto.

Desde estas líneas exhorto se hagan prácticas continuas de ayuda a los necesitados. Es importante el apoyo de todos. Con uno y uno se hace dos, de dos en dos hacemos cuatros y así sucesivamente. Es necesario poner en práctica la cooperación para lograr que pequeños momentos como estos llenen de ilusión corazones necesitados de alegrías y sonrisas.

Mi compromiso está ya en marcha con la familia Bravo y espero me den la oportunidad de colaborar con ellos en estas y demás iniciativas sociales que desarrollen con las personas necesitadas de mi país.




Muchas niñas y todas querían ser princesas!










Este petizo queria ser un pirata pata palo!

















Gracias Kate por acompañarme y participar de estas historias y hacer que sean más excepcionales todavía!

Les.

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