I Tego Arcana Dei

Un espacio como cualquier otro para dar rienda suelta a los pensamientos, a la imaginación, para comunicar y ser leído, analizado por algunos o simplemente ignorado por muchos. Lo importante es intentarlo y quedar a merced de quienes creen en uno y nos dan el voto de confianza; y demostrar que mas que un trabajo es un compromiso para con el lector. LESSAR

domingo, julio 19, 2009

Cuestión de tiempo y optimismo

Ayer tuve una experiencia extraña, pero no me ocurrió a mí directamente sino que le ocurría a otra persona mientras nos separaban escasos 30 centímetros entre lugar y lugar. Ayer estuve como todos los días en el gimnasio haciendo mi entrenamiento como es debido y como tocaba, 30 minutos corriendo, otros 30 en bicicleta, luego a cargar un poco de peso y si se puede finalmente 12 largos de piscina.

El hecho de ir al gimnasio es más que por conseguir el cuerpo del verano, una cuestión de salud. El tabaco aún no me lo he quitado de mis vicios más habituales, confieso que es el único que me queda, no suelo beber alcohol porque mi círculo más íntimo de amigos tampoco beben demasiado por cuestiones de deporte o salud.

El ritmo que uno mismo le impone al deporte demuestra nuestro interés en ello, no siempre debiera ser mucho, con lo suficiente y necesario vale para sentirse que se ha hecho algo provechoso en el día y de paso cuidamos el cuerpo; pero todos estos conceptos no los entiendes hasta después de muchos años desgastados yendo detrás de la meta de bajar de peso o tener el cuerpo escultural, a lo cual nos lleva más el ego por conseguir una fisionomía estupenda más que por cuidar nuestra salud. Cuando te conviertes en un asiduo “deportista” lo demás ya no interesa demasiado. Buscamos un cuerpo fuerte, una estructura buena, y si se puede marcar el músculo evitando esa indeseable flacidez.

El hecho es que ayer mientras entrenaba cerca de mi casa en un polideportivo en donde suelen ir más chicos que chicas por eso de que dentro no se da Pilates ni Body Pump, encontré a una joven, edad media 29 años, dispuesta a sufrir al menos una hora en bicicleta. Primero se miró al espejo, fijó su mirada en la zona abdominal y en aquellos lugares en donde se asomaba grasa resultado de una irregular y poco cuidada alimentación, se agarró como quien dice los rollos y con cara de frustración se sentó a pedalear a mi lado. Luego de 15 minutos, de un momento a otro, empezó a gritar. Vociferaba términos que desconocía. Yo llevaba los auriculares con música "para hacer deporte" y con un volumen bastante alto, los que me conocen sabrán cómo escucho la música, y muy por encima de mis “cascos” escuchaba unos gritos que no eran ni normales. No quise mirar de aquel lado, me daba que algo pasaba pero yo seguía concentrada en mis historias, con la vista puesta al piso, mientras mis piernas no dejaban de pedalear una y otra vez.

De repente los gritos se habían convertido en golpes, pero golpes sonoros. No pude resistir y levanté la cabeza para mirar lo que estaba sucediendo. Miré alrededor y los demás también se encontraban paralizados, boquiabiertos ya que a nuestra compañera, a la señorita en cuestión, le había dado una especie de momento de stress que había derivado en rabia o malhumor contenido que la llevó a coger la máquina y patearla, sacudirla con intención de destrozarla.

El momento no era idóneo, cuando se padecen estos momentos de “locura temporal” es mejor que los demás se mantengan alejados, yo estaba muy cerca así que poca opción tenía yo de salir corriendo de allí. Desde luego vino el guardia de seguridad y habló con ella, alzándole la voz y diciéndole, imagino, que actuara como una persona normal. De repente el momento se relajó y ella volvió a subirse a la bicicleta sin dejar de llorar.

Luego de un rato las cosas se calmaron. Todos volvieron a sus pesadas máquinas en busca del cuerpo deseado. Mientras volvía al ritmo del pedaleo me mira con los ojos eufóricos y se consuela diciéndome: “Es que no bajo nunca de peso, estoy cansada de venir e invertir tiempo y no veo resultados”. ¿Cuánto hace que comenzaste a hacer deporte? Pregunté sin dejar de pedalear- y ella respondió: Tres semanas.

No quise reírme no vaya a ser que la hubiera enfadado de nuevo; pero me puse a pensar que desde luego comemos ansias enseguida. No ha hecho ejercicio en su vida y quiere en tres semanas ser Pamela Anderson. ¡Estamos locos o qué! La estructura del cuerpo lograda –llámese lograda a: vientre plano, espalda definida, piernas fuertes- es consecuencia de un proceso que va mucho más allá a dejar de comer y pasar dietas escalofriantes o a correr solo por tres semanas. Es todo un entrenamiento continuo y cuidado. Comer bien es fundamental pero ejercitar el cuerpo y movernos, quemar calorías por la vía de los aeróbicos es también importantísimo. Me la quedé mirando los siguientes 20 minutos que quedaban antes de ponerme a correr y me dio lastima verla llorar como una cría. No supe cómo ayudarla. Siempre había entendido que el deporte generaba endorfinas pero en este caso según lo que veía estaba ocurriendo lo contrario.

De deporte entiendo lo que he podido estudiar, leer y preguntar, y en todos lados y absolutamente todas las personas coincidirán en lo mismo: que es un proceso lento pero que a la larga proporciona incluso mejores resultados de los que nos esperamos. Cuando algunas personas me preguntan que cuál es mi dieta, simplemente respondo que no tengo; pero que si que hago bastante deporte, aunque debiera a mi parecer hacer mucho más, y la mayoría no creen que sea solo eso; y luego escucho historias de todo tipo, incluso de aquella que va por la segunda liposucción que le supone un riesgo de vida pero que lo prefiere antes incluso que ir a correr todos los días porque según responde: Le da flojera. Y me quedo sin palabras porque me parece ilógico, peligroso y una pérdida de dinero, dicho sea de paso, porque puede ocurrir que haciendo deporte, con una tabla a medida, y un seguimiento bueno y si se puede riguroso poder conseguir un cuerpo definido, estéticamente atractivo y lo mejor aún mejorar la salud.

En fin… que sólo quería comentar esta pequeña historia que llamó mi atención ayer por la tarde porque quizá en nuestro día a día también somos así de impacientes, violentos, llorones, testarudos o simplemente nos sentimos impotentes. Hay que tener en cuenta que las cosas, como en el deporte, se consiguen poco a poco, paso a paso, con paciencia, insistiendo pero sobre todo con mucho optimismo. Para los que un día se animen a hacer deporte que sepan que como todo, esto también requiere de tiempo, de esfuerzo y de sacrificio. (Mis inicios también fueron duros). No siempre los días son soleados como para ir a la piscina o al gimnasio, no siempre apetece y no siempre estamos cien por ciento OK; pero es bueno para nuestro cuerpo y nuestra mente. Así que si me permitís un consejo: Id y generad endorfinas que es lo mejor para el alma y el cuerpo o sino, como la amiga de a lado, coged y romped la máquina que a lo mejor ese es otro nuevo método para quitar el stress, solo espero nunca tener que probarlo.

Hasta otra.

Les