I Tego Arcana Dei

Un espacio como cualquier otro para dar rienda suelta a los pensamientos, a la imaginación, para comunicar y ser leído, analizado por algunos o simplemente ignorado por muchos. Lo importante es intentarlo y quedar a merced de quienes creen en uno y nos dan el voto de confianza; y demostrar que mas que un trabajo es un compromiso para con el lector. LESSAR

miércoles, mayo 05, 2010

Sórdida Tradición

Me llevé las manos a la cabeza intentando entender el alijo de información que llegaba como flechas dirigidas a mi cabeza. Me escandalicé, y me enfadé, a su vez recordé que este tema ya algo lo había leído cuando trabajaba en mi proyecto de tesis sobre la multiculturalidad en Europa; y me decepcioné de mí misma por no haber profundizado más en el tema como debería haber hecho en ese momento. Molesta ya por lo escuchado y por el momento me dispuse a escribir lo que creía y la reflexión a la que me habían llevado todas aquellas historias personales contadas por primeras personas, todas ellas mujeres, en este lado y del otro lado del mediterráneo.

La ablación me ha quitado orillas de sueño en estos últimos días. Luego de haber escuchado el relato de una joven keniana en España decidí que debía leer e informarme más al respecto. En Perú yo nunca escuché hablar a nadie sobre ello, aquí muy poco, así que me considero una ignorante al respecto de este tema, llámese al día de hoy tradición, de lo más sórdida que hubiera escuchado en toda mi vida.

Ciento cuarenta millones de niñas y mujeres son víctimas de la ablación al día de hoy. Por costumbre o tradición las niñas en África, aunque no en todo el continente (todo sea dicho) son mutiladas con cuchillas y vendidas como esposas a la escasa edad de diez años, la mayoría de veces a personas muchas de ellas de la tercera edad. Hay dos tipos de ablación: la total y la parcial. En la total el clítoris y los labios menores son mutilados, en la parcial sólo es el clítoris. Disculpen lo escatológico de lo escrito pero es posible que muchas de estas mujeres africanas sólo se les haya dejado el conducto de la orina y menstruación y nada más, teniendo serios problemas a la hora del parto en el que muchas veces tienen que ser nuevamente cortadas por los médicos. Y esto sucede aquí, a lado de mi casa, a penas diez horas de avión, a niñas de muy corta edad, de pocos días de nacidas o, en su defecto, antes de desposarlas, ya que la mutilación es la dote que la esposa entrega a su marido a cambio de un rebaño de ganado para las familias de estas nada despreciable, según ellos.

Se habla de ocho mil niñas al día mutiladas. ¡Qué horror! –pensé. Y aún no salgo de mi asombro. Ocho mil.

Así que decidí, como os he contado en su momento, investigar y leer sobre la postura de los gobiernos europeos sobre este áspero tema dentro y fuera de las fronteras y, muy a mí pesar, no encontré demasiadas posturas parlamentarias que defendiesen los derechos de la mujer más allá de las fronteras de la Europa o de la América. Esta Europa que tanto fascina a nuestros amigos de los países africanos y sudamericanos. He encontrado las voces de activistas senegaleses y algún que otro recurso político que prohibe que en tierras europeas se realicen este tipo de prácticas ya no catalogadas como misóginas sino como una aberrante irrupción de los derechos humanos de las mujeres.

En países como en el que vivo podemos hablar de un significativo número de inmigrantes africanos, aquí en España hay muchos de Senegal, Kenia y Gambia, doscientos mil según el censo de 2006. Algunos dirán que no son demasiados y tienen razón si lo comparamos con Iberoamericanos y Europeos Occidentales, pero estos africanos, como todos los demás, han venido hasta aquí con sus tradiciones y costumbres ancestrales, y esto es necesario tenerlo muy en cuenta (luego volveré sobre estopara explicarlo).

Hablamos del burka y del hiyab, estos son los temas que tanto atienden a nuestros políticos últimamente, sobre todo este último aquí en la España en la que vivo. Estos dos mantos, llenos también de tradición y de la mala, han hecho que en países como Bélgica o Francia se legisle y se cambien los estatutos públicos, a manera de desaparecerlos del panorama local, ya que a efectos públicos no son de la aceptación de la mayoría de la sociedad por su carácter machista y también denigrante contra la mujer.

Perfecto, me parece plausible, pero ¿Por qué temas como la ablación aparecen muy poco en los telediarios de nuestros países? No será porque los africanos y mucho menos las mujeres no van exhibiendo a diestra y siniestra las mutilaciones, porque lo que no se ve no se juzga, porque lo que no se ve al ojo del ciudadano de a pie no se toma en cuenta, porque se habla de tribus africanas, tan lejanas que nos suenan a invento, que hace que sociedades como en la que vivo y de la cual participo pasemos por alto situaciones como estas, por eso de la falta de medios y recursos que allí tienen que hace que no se atiendan temas de significante contenido ni mucho menos se hagan público con la fuerza con la que se debería hacer, porque mientras no traspase la barrera de los poderes públicos no se convierte en tema de acción.

La Declaración de Viena y la Plataforma de Beijing son la voz que protegen a las mujeres africanas de la ablación. Se dice que en el país europeo en el que se practiquen dentro este tipo de vejaciones, las familias africanas serán devueltas a sus países de origen, perdiendo los derechos en el país europeo. ¿No suena esto a que este tipo de legislaciones es sólo un parche a un problema social que es muchísimo más complejo? Esta claro que dentro de las fronteras europeas está penalizado pero… ¿más allá? Nadie tiene respuesta. Hay casos además en los que las familias africanas que radican en Europa envían a la niña a casa de familiares en el África para que les practiquen la ablación, luego regresan a casa ya mutiladas.

Gambia es un país que no ha penalizado las ablaciones, las posturas presidenciales de los gobiernos les llevarían a la pérdida de adeptos, y aún cuando en Costa de Marfil, Senegal, Sierra Leona y Burkina los gobiernos han establecido penas por llevarse a cabo lo cierto es que aún se sigue haciendo por eso de haber sido catalogada como una costumbre ancestral pero… ¿Acaso no hay muchas costumbres, prácticas milenarias que han desaparecido y que no se practican en la actualidad? ¿Por qué esta está convirtiéndose en la excepción de la regla?

No quería terminar este post sin antes dejar una información sobre una clínica valenciana que realiza operaciones de reconstrucción de clítoris gratuitamente, el doctor Pere Barri lleva 25 pacientes satisfactoriamente operadas. A mi, no sé a los demás, me parece una labor loable y significa que no todo está perdido, que aún hay gente que se mueve por hacer algo sin esperar a que los demás tomen la iniciativa, cuando digo los demás me refiero a la legislación y los hombres de corbata que “tanto” hacen por nuestra política. También les recomiendo el libro “Amanecer en el desierto” de Waris Dirie, esta joven sufrió en sus propias carnes la ablación a sus escasos cinco años, y por último no dejar pasar la película "África Despierta" de Efua Dorkenoo, una descripción real y profunda sobre la ablación.

Un saludo a mis amigos y espero con estas humildes líneas colaborar a que este tipo de temas se conozcan y se juzguen con el rigor que se merecen.

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