I Tego Arcana Dei

Un espacio como cualquier otro para dar rienda suelta a los pensamientos, a la imaginación, para comunicar y ser leído, analizado por algunos o simplemente ignorado por muchos. Lo importante es intentarlo y quedar a merced de quienes creen en uno y nos dan el voto de confianza; y demostrar que mas que un trabajo es un compromiso para con el lector. LESSAR

jueves, marzo 01, 2012

Sonreir

Qué presión por escribir! Es como si nada desde mis falanges saliera para decir nada desagradable, he caído en la cuenta de que si no estás en una situación "in extremis" que amerite unas líneas no puede salir nada. Qué horror! He descubierto que las líneas de este blog tan personal están llenas de momentos inciertos, agobiantes e incomprendidos y no, no quiero darlo como cierto, no quiero creer que estaba agobiada antes, simplemente quiero creer que tenía muchas cosas que contar que merecían ser contadas y que las otras, esas que no les acerco, son estrictamente personales llenas de otro sentimiento que es ajeno a lo que los demás puedan llegar a entender porque simple y llanamente no están en mi enjuto cuerpo, en mis carnes para ser más exactos.

Estoy fascinada con lo bonito, con lo nuevo, con lo inenarrable. Ahora mismo estoy rodeada por una aureola más bien blanca que dicta cosas buenas, lejos de tonterías y de pocos aciertos. Estoy como dirían los famosos "en el mejor momento de mi vida" (el que ahora me ocupa, mañana no lo sé), estoy sumergida en una ola que remese calma, tranquilidad y bienestar conmigo, con los demás, con los espíritus, con el resto. De qué me sirve? para todo. Para poder respirar, contemplar, analizar, discernir, rectificar, volver y empezar. Hay algo más bueno qué esta sensación? no lo creo. Permítanme pues desde estas líneas aconsejaros un momento de respiro, de retiro diría yo para saber si es correcto lo que hacéis, hacia dónde os llevan las decisiones, para pensar que no todo es tan malo y que las experiencias son aquellas muletas que nos ayudan a seguir por ese camino que un día, a pesar de la ayuda, vimos tan difícil de andar.

A mi, en lo personal, la espalda me duele un montón de situaciones: algunas buenas otras no tan buenas (ojo, que nunca he dicho malas, visión positiva por donde se le mire). He andado "harto" por estos caminos y me he perdido entre la maleza, me he despistado sin quererlo, me he alocado entre tanto cambio, luego, de tanto andar y andar he llegado a la excelente conclusión que para estar como estoy ahora debía de pasar por todo aquello, con sus aciertos y desaciertos, con fortunas e infortunios sino no sería la persona que soy ahora, que me encantaría ser la mejor versión de mí misma, claro, pero... eso solo lo sabré en tanto empiece a andar nuevamente y vea a los que tenga a mi alrededor felices.

Cuán difícil es entonces hacerse mayor cada día, cuán difícil es decidir y dar las decisiones por acertadas. Imposible. No hay forma de saber a ciencia cierta si lo que uno decide es bueno o no hasta que.... hasta que te levantas y dices: Qué tranquilidad! Porque resulta que la felicidad como dirían mi buen amigo Bucay no tiene nada que ver con las experiencias satisfactorias sino con la tranquilidad con la que asumas la vida, ya me llevó tiempo saberlo, varios libros leídos de él y una serie de trompazos que aún me duelen, para ser sincera.

Hoy estoy fascinada, y no me fascinó nada ni nadie en especial. Ni tu, ni él ni aquel ni aquella, me fascinó la sonrisa, la capacidad de sonreír aún cuando todo parecía perdido, oscuro, incierto. No entregándome a ninguna clase de fe, la única que me acompaña es la devoción que ante mi absoluta felicidad creo y recreo cada día. La tranquilidad vino cuando pude despejar los papeles de debajo de mi cama (si esos de los cuales siempre hablé en estas páginas de este blog), pude volver a escuchar El nocturno de Chopin sin ruidos alrededor recordando mi casa en Perú, a mi encantador padre en su consultorio con esa mirada tan tierna y especial como él y solo él sabe tenerla cuando escucha su música clásica mientras trabaja. Encontré la tranquilidad cuando supe que los míos, familia y amigos vivían la vida que querían y eran felices aún cuando yo no entendía el CÓMO. La tranquilidad radicaba en sentirse a gusto frente a lo que estaba en mis manos hacer y que hice de la mejor forma que sabía.

Entonces descubrí que mi sonrisa era más grande todavía. Pequeña anécdota: Hace tres semanas estuve con mi cirujano maxilofacial por un problema de meniscos y demás cosas que no pienso contar porque resultarían agobiantes, el caso es que estuve con el Dr. Cruz y me dijo a secas: Tú tienes un problema en la oclusión de tus mandíbulas porque hubo un día que te reíste tanto, pero tanto, que te generó un desperfecto (esto es pura verdad). Yo me pregunté: ser feliz te puede hacer daño? pues visto lo visto parece que si. Entonces recordé que antes me reía, efectivamente, muchísimo más que ahora y que el dolor había decrecido porque ya no había tenído la oportunidad de volverlo hacer como antes... lo que me llevo a una buena conclusión: SI tuve días magníficos, claro que si, en los cuales la sonrisa se me desencajó de tanto ser feliz y de tanto reir! Qué bueno! Qué extraordinariamente bueno! porque hay quienes jamás podrán reir como yo, tanto, tanto, que tengan problemas ahora para dormir, comer y... volver a reír.

Ahora en que me encuentro en tratamiento para volver a sonreír os digo: partirse el "lomo" en disfrutar cada momento, cada día, no descuidéis lo bueno, lo positivo, aquello que os hace brincar de ilusión y de alegría, hasta que se os desencaje la mandíbula porque si es así más vale perder la sonrisa, como yo, con algo que ha merecido la pena que agenciarse arrugas en la faz por tonterías y medias que se han procurado por no saber lo que es la felicidad.

Hasta mañana,

Les.

Y os dejo con el Nocturno de Chopin que es de los que más me gusta sobre la faz de la tierra.

Etiquetas: , , ,