I Tego Arcana Dei

Un espacio como cualquier otro para dar rienda suelta a los pensamientos, a la imaginación, para comunicar y ser leído, analizado por algunos o simplemente ignorado por muchos. Lo importante es intentarlo y quedar a merced de quienes creen en uno y nos dan el voto de confianza; y demostrar que mas que un trabajo es un compromiso para con el lector. LESSAR

sábado, julio 24, 2010

A mi madre

(Discurso en su funeral)

Ayer tuve un sueño. Soñé que sonaba el teléfono y hablábamos como de costumbre de nuestras cosas, que nos reíamos y nos dábamos fuerza ya sea por algún pequeño dolor o por un momento cabizbajo de esos que suelen suceder.

Hoy me despierto y te veo ahí, así, y no salgo de mi asombro. Decidiste irte antes que todos, antes que muchos, sorprendiéndonos como de costumbre. Tú ya habías planificado dejar este camino para continuar uno sólo por ti misma. Nosotros no encontramos consuelo ante tal acontecimiento.

¿Saben ustedes quién era mi mamá, Socorro? Se las detallaré en dos palabras: Fuerza y alegría. Eso era nuestra madre. Todos al morir somos buenas personas, vamos, que es el plus de pasar a la otra vida, pero Socorro, Coquito o Coco como la llamaban quienes bien la querían, era buena mucho antes de partir de este mundo. Una mujer loable, de espíritu bueno, dispuesta ayudar siempre, con palabras de consuelo, y palabras de alegría. Una mujer que endulzaba con sus frases y jocosidades hasta el ambiente más tenso y duro convirtiéndolo en distendido y afable. Una mujer de armas tomar, luchadora, fuerte, que se convirtió en el motor de nuestra familia. Un ejemplo de fortaleza en las dificultades que supo aguantar con ahínco una enfermedad castigadora y dura.

Aquí estamos madre, despidiéndote. Te vamos a extrañar muchísimo. Tu karlita a quién tanto querías y de quién te preocupabas siempre. Tu David, que sabía en la diferencia del idioma conectar contigo de la mejor manera. Tu Luisito, tu hijito como le llamabas, no te olvidará jamás de los jamases ni Jenny ni ninguno de tus hijitos: Luis Enrique, Sergio David, Jorge Alejandro. Ninguno de ellos. Aquí también está mi hermana Heidy, quién tuvo la suerte de pasar contigo tus últimos años y recibió de ti el consuelo que necesitaba. Supiste ser madre Coco. Mayrita que es igual a ti, aquí también está, extrañándote y sintiendo tu olor en cada rincón de la casa. Zigor, que ahí en la distancia nos acompaña y sufre tu partida y se queda con el mejor de los recuerdos. Tu marido, Luis, ¿qué te puedo decir? Si a nosotros nos vas a hacer falta imagínate a él, después de casi 50 años juntos. No hay palabras para describirte tu ausencia. Nuri y su familia no encuentran consuelo porque supiste comportarte como una madre y abuela para ellos. Les diste tu cariño y tu amor, haciendo que ganásemos una hermana también. Y yo, madre mía, no puedes siquiera imaginar la pena y el dolor que siento al saber que no podremos reírnos más juntas. Te vas siendo mi confidente, más que mi madre mi mejor amiga y mi consuelo. Se suman a esta lista tu gente de la Arequipa, tus amigas del casino, tu hermana Elvira compañera y confidente. Tu sobrina Sandra que tanto nos ayudó. Esther, tus sobrinas Liz y Karim, Tadeo, Elena, Franklyn, Billy, Kathya, Ena, Abraham, Mónica, Patty, Ceci, Patty Carmen en fin... todo el resto de familia y amistades.

Nos quedamos con lo mejor de ti, con tu mejor versión, con el eco de tu canto y el espíritu de la alegría. Con tus pasos de baile y tu alma hecha jarana. Imagino la que estarás montando allá arriba. Con la abuela María, el abuelo Joaquín, Mi abuelita Conchita, con Zulema y Aida. Ponte al día con Jovita, tu hermana. Salúdanos a Pedro y Abraham Rojas y por supuesto a nuestro siempre recordado Manfredo Carmen. Mándale nuestros saludos y recuerdos a Dagoberto, dile que le quiero. Ve de la mano con la Quetita, sonríete con Aniana y baila al ritmo de Guanabitas… Nos quedamos tranquilos porque estás en buena compañía.

Aquí nos quedamos, este, el edificio del que estabas muy orgullosa: Tus cuatro hijos. Nos quedamos con el mejor de tus ejemplos, y no te preocupes que no te olvidaremos porque tu nombre Socorro Gutiérrez es más que el de una madre, tu nombre a partir de ahora es una leyenda.

¡Hasta otra vida si es que la hay y si es así ahí continuaremos la partida, lo que nos quedó por decirnos!

Te quiero.