I Tego Arcana Dei

Un espacio como cualquier otro para dar rienda suelta a los pensamientos, a la imaginación, para comunicar y ser leído, analizado por algunos o simplemente ignorado por muchos. Lo importante es intentarlo y quedar a merced de quienes creen en uno y nos dan el voto de confianza; y demostrar que mas que un trabajo es un compromiso para con el lector. LESSAR

domingo, octubre 11, 2009

Diario de una ex princesa en Praga y Cracovia

Y en campos que precisamente no son verdes...

Estaba tratando de escribir. De escribir algunas líneas más de este proyecto de libro que tengo entre manos y deseosa de al menos llegar a la mitad y si se puede terminar, por supuesto. Estaba tratando de escribir esperando a que la creatividad aterrizase mas sobre mis dedos que sobre mi imaginación de manera que pudiera convertir estas falanges en prodigios hacedores de alguna buena historia que me logre convencer para poderles regalar. Así me encontraba no hace mucho tiempo atrás en el piso de Donosti, en mitad del salón, llena de papeles por doquier, con la férrea intención de continuar con este libro que cada día se me pone más difícil, cuando de pronto, una motivación con otro nombre denominada “curiosidad” se apeó a un lado de mis pensamientos con el interés de quedarse y no dejar de sonarme como alarma despertadora que hay que darle de golpes para hacerla callar. Me encontraba totalmente sometida a la idea que empezaba adquirir un matiz de real dentro de mis filosofías suburbanas bajo a las que me hallo sometida en el día a día. Me dije: a lo mejor el lugar de encuentro de mis ideas, de mi imaginación y demás historias que me ayuden en este proceso de crear algo que crea que pueda ser bueno no es este lugar que ahora miro y observo. Me convencí rápidamente de mi absurda teoría sacada de debajo de la manga. Me convencí de que necesitaba un cambio de aire, ver cosas nuevas y dejarme llevar por el instinto. Me convencí de ir a buscar experiencias personales y desarrollar mi motivación estrictamente autotélica, que no involucrara a nadie más solo y exclusivamente a mí. Así que organicé mi vida, mis casi inexistentes ya compromisos y me inventé una excusa para salir de aquellas cuatro paredes para poner rumbo norte a encontrar aquello que a estas alturas no sé si era lo que buscaba.

Ahora voy en un tren desde Cracovia a Berlín. Hace ya algunos días que aterricé en esa ciudad –Berlín- que por lo poco que he visto me da que me va a gustar muchísimo. Después de algunos días un tanto caóticos he tomado dirección Praga. La gente no suele viajar sola me parece y yo ya lo he probado alguna que otra vez, y la considero una gran experiencia sobre todo porque el hecho de estar sólo se podría convertir en una buena oportunidad para que uno mismo se conozca mejor, como diría filosofando mi amigo Pavel. En este viaje empiezo por Berlín pero continúo por Praga, allí recorro la ciudad al completo, un día y otro y otro. Repaso el puente de Charles, visito el palacio y bebo muchos “shots” de Becherovka, como comida checa y saludo a Wenceslao y le tomo una foto como es debido.

Basándome en esta teoría de “el que busca encuentra” y yo busco ideas, sigo visitando y teniendo contacto con todo lo que me rodea en tan espectacular ciudad, digna de ser visitada por lo menos una vez en la vida. Voy llenándome de experiencias y creo voy por el camino que buscaba en mis inicios con tal absurda teoría, siento que empieza a surtir efecto y que mi casi extinguida imaginación empieza a recobrar algo de fuerza después de un lánguido apaciguamiento casi trimestral.

Luego y terminado Chequia aventuro el paso y me dirijo a Cracovia, segunda ciudad mas importante de Polonia. Para ello me monto en un tren destino Bielorusia en donde todos hablan ruso y el que no lo balbucea... menos yo (que a ese idioma aún no he llegado) y del cual mi vocabulario solo sabe decir Smirnoff, spasiva, Putin, Kremlin y nada más.

Me bajo en Cracovia, ya lo había dicho. Una ciudad apacible y encantadora seguramente a la que no volvería y no por esa connotación de apacible sino porque no entiendo nada de polaco y eso me pone un tanto nerviosa que para eso me hice periodista y no contable, para enterarme absolutamente de todo. Aún así Polonia tiene mucho que contar. Su historia como nación resume infinidad de sucesos importantes y cruciales de la historia de la humanidad que merecen toda nuestra atención, especialmente la mía si quiero aumentar mi bagaje de experiencias personales y aprender de cosas nuevas independientemente de si estas han sido malas o buenas.

En este viaje "personal" quería ver algo diferente. Quizá dentro del mismo contexto social que el de los demás pero a título personal cambiar la perspectiva y hallar ese punto de encuentro con el que no lograba conectar en España. Quería mirar a los ojos a la realidad, y al mismo tiempo al pasado, ponerme de frente mirando aquello que los demás quizás por motivos más sociales que personales no querrían ver ni mucho menos hablar. La motivación de pisar tierras polacas iba más allá de conocer de Cracovia y comer Goulash (que dicho sea de paso es más húngaro que polaco), mi idea de Polonia se basaba en realizar un encuentro especial, un encuentro que se resumía en visitar en primera línea Auschwitz-Birkenau, el campo de concentración y exterminio nazi durante el 1940 y el 45.

Y así lo he hecho. He caminado un día entero por entre las barracas, la cámaras de gas, el crematorio y demás lugares de aquellos campos de concentración. Hablar de ello exigiría una opinión crítica simplemente para ser relatado y un lenguaje seguro acomedido y a la altura de las circunstancias, y yo creo que puedo ser muchas cosas pero lo de acomedida a veces me falla y no quiero precisamente que sea en este tema, con lo cual deseo dejarlo para una conversación estrictamente personal que es creo yo como se debe.

Dentro de aquella visita se pueden sacar muchas conclusiones incluso tomarse la licencia para reflexionar sobre la tiranía y la ausencia de compasión humana de aquel entonces. Cientos de porqués se nos pueden venir a la cabeza sin encontrar respuesta alguna que nos lleve a darle una miserable razón a una sinrazón como fue el genocidio judío.

Lo de Auschwitz se ha convertido, sin lugar a dudas, en una de las experiencias más importantes y por qué no decirlo más tristes en mi recorrido como turista y periodista, porque es imposible no sentirse mal ni echar siquiera una lágrima por lo que ahí pasó. No por ello creo en aquello que me dijeron los demás sobre no ir. Me alegro de no haberlos escuchado porque como les decía en líneas anteriores no hay nada mejor que mirar a la realidad a los ojos, sin escabullirse de la historia o hacer de cuenta que no existió, y que si lo hizo fue afortunadamente bien lejos de nuestras casas. No comparto esa teoría, no creo en aquello de darle la espalda a la historia porque no nos creamos capaces de afrontar y/o soportar la magnitud de la tiranía humana, lo que como sociedad hicimos y hacemos. Está claro que aún hoy en día resulta mejor y mas complaciente no tener que mirar por las ventanas de nuestra casa así no nos enteramos de lo mal que lo pasan los demás, que está visto que lo mejor es hacerse el de la vista gorda y punto.

Los detalles de mi visita no los podré contar porque todo aquello merece más respeto que las humildes líneas de este blog, si tenemos la oportunidad de reencontrarnos y me preguntan ya veremos como os lo describo sin tener que sonar fría, vacía o simplemente estúpida, ¡Qué se yo!

No sé si mi cometido está por cumplirse, o si se habrá cumplido. No sé si mi imaginación en este viaje habrá aprendido de algo, no estoy segura, lo que sí creo que esta vez la lección iba por otro lado, que me falló la puntería, ya que ese lado al que iba dirigido todo lo que he visto y aprendido no era precisamente solo a cubrir mi motivación estrictamente intelectual, sino que también y para mi sorpresa ha acrecentado mi lado más humano y por qué no decirlo espiritual.

Un saludo desde, ahora mismo creo que paso por… Kedzazyn Zózle me voy a dormir un rato que estoy muy cansada.

Hasta otra,

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