I Tego Arcana Dei

Un espacio como cualquier otro para dar rienda suelta a los pensamientos, a la imaginación, para comunicar y ser leído, analizado por algunos o simplemente ignorado por muchos. Lo importante es intentarlo y quedar a merced de quienes creen en uno y nos dan el voto de confianza; y demostrar que mas que un trabajo es un compromiso para con el lector. LESSAR

lunes, junio 14, 2010

¿Alguién ha encontrado mis pasiones?

Arriba las manos: esto es una confesión.

Me exaspera ir perdiendo mis pasiones. Mi decadencia emocional me ha empujado, obligatoriamente no crean que he puesto resistencia alguna, a pasar por alto y olvidarme de mis querencias, de mis afecciones más personales y cercanas, de mis intereses más mundanos y predilectos. La cautividad vasca con su cielo grisáceo, sus nubes empapadas en xirimiri y su política demasiado a la vasca han frenado cualquier intento muy personal por cultivar mis pasiones.

Antes era una apasionada de todo, o sino de todo al menos de lo que era "normal" apasionarse: del amor, por ejemplo. Ese descalabrado sustantivo que hace llorar a jovencitas no regladas, ahuyenta a muchachos imberbes y jode a la más o el más enamorado de los enamorados. Ese mismo: el amor, que para mis pocos años quinceañeros, ha empezado adquirir otro color que no es precisamente el rojo o rosa de las cartitas de amor que me escribiera mi novio el italiano de Bologna, para mi ya cambió de color, a pasado a uno más real, parecido al magenta, por eso de que aún se desconoce verdaderamente cual es exactamente ese color; anda perdido, tornasolado, intentando pillar un color afable que le permita no caer en el olvido; pero conmigo ha capitulado, se ha roto la crisma y ha flaqueado arbitrariamente contra mí, ha provocado que la olvidara o al menos sea sustituída, espero momentámente, por otra pasión a la que asisto con camaradería y entusiasmo con silbato en boca y olla en mano: el fútbol.

Ahora entiendo la simbiosis hombres-fútbol. No hay nada como un gol de tu equipo favorito en la portería de cualquier otro equipo que ya de por si te quiere arrancar el título o la liga. No hay nada como celebrar un gol con la camiseta en la mano, enseñando abdominales... ufff... eso si que no tiene desperdicio. Soy una fetichista de los cuerpos perfectos y las gominas en el campo de fútbol, ayyyy si, si, si además de los goles y los penales y todo ese rollo que se da en los 90 minutos de partido.

Otra pasión perdida es la creencia. Aunque.... pensándolo bien nunca he sido una apasionada de ningún Dios ni nada por el estilo, pocas veces he creído en Dios y en todo lo que mis pedagogos y/o catedráticos del Opus me enseñaran en la universidad; pero si antes no la tenía pues ahora menos. Yo recuerdo, y espero que no se ofenda nadie con lo que voy a decir, que cuando alguna vez fui a confesarme en la universidad no fue precisamente porque me sintiera pecadora ni mucho menos, a mi lo que me gustaba era estar cerca del Padre Rojas porque me resultaba atractivo, me parecía un hombre guapo; era morbillo resultado de hormonas alborotadas nada más. Un morbillo totalmente inofensivo que fue disipándose y desvaneciéndose en mis narices a medida que ya no tenía pecados que contarle e inventarle que me permitieran estar juntita a él, y por supuesto, porque había algún que otro chico, llámese víctima, sin sotana rondando alrededor de mis entonces 46 kilos que me gustaba para meterle o me metiera mano.

El baile siempre fue mi pasión ahora es sólo un lindo recuerdo. Aquí en donde vivo y el sol sale cada mañana como en los arrozales del Bajo Piura en versión blanco y negro, no se baila absolutamente nada. Ya ni me esfuerzo por ir a la academia a mover mis pezuñas con garbo y destreza, ya no voy detrás de mis amigos "naftalina" de pocos 65 años para que me lleven con delicadeza por las pistas de baile de salsódromos con luz roja más parecidos a boliches de mala muerte de carretera central. Ya no, no muevo el esqueleto porque sencillamente aquí no hay dónde hacerlo ni mucho menos con quién que no quiera meterte mano pasada la medianoche. Por ello he abandona el baile, la única de mis pasiones y la he cambiado por el fútbol, por las noches de gol y trompeta, por la cervecita light y el muermísimo resumen de la sexta los domingo a las cinco de la tarde.

Cuando había descubierto la pasión del comer se me dio por no comer nada. Había empezado concienzudamente a disfrutar de la comida, en todas sus modalidades, con todas sus especies y de cualquier procedencia. Gourmet, fast food, vegetariana, hiper calórica, la mediterranea, la hindú, la china, la alemana, y así un sinfín de tipos y calidades. Descubrí hace no pocos años que la comida se podía convertir en una gran pasión, irresistible pasión, de esas que son difíciles de dejar, que te amarran y sujetan fuertemente, de esa por la que harías todo incluso ir al McDonalds para acallar el apetito. Yo había descubierto esa pasión, también había caído adorablemente en sus redes y decidí dejarla, cambiarla, exterminarla como mis otras pasiones. Cambiarla por 13 pastillas de arkocápsulas al día, y una dieta baja en frituras, carnes rojas, pollo y huevos, por cero leche y quesos, por la soja y sus "diversas y exquisitas" modalidades. Y ahora ya no me gusta comer. He vuelto a mis épocas de la "chiquititud" en las que no disfrutaba con la comida, ahora sin cosas deliciosas mis comidas no son nada divertidas, son tristes y sin sabor. He perdido otra pasión.

En fin... que escribo sin siquiera haber hecho la cuenta en papel de lo que les estoy diciendo. Que seguro he perdido más pasiones de las que puedo ahora mismo acordarme, seguramente son muchas mas. He cambiado el baile por el gimnasio y la piscina. La dieta mediterranea por las pastillacas naturales, y el amor por el fútbol.

Buscaré bajo mi cama a ver si no he perdido otras pasiones, que sino echaré mano de la puerta de casa y saldré a buscarlas, y les pediré perdón a fin de recuperarlas. Buscaré entre mi armario a ver si encuentro alguna que otra, y cerraré las ventanas con canto, bien fuerte para que ninguna otra pasión busque saltar al vacío y suicidarse bajo mis pies, dejándome sola, sola con mis Arkocápsulas.

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