EL gran azul

Viví relativamente cerca al mar pero nunca lo disfrute... hasta ahora. Su calma, su brillo, sus olas, su color, su inmensidad. Dejé que me lo presentaran y aún pasó tiempo para dejar de ser rehacia; poco a poco fuí descubriendo su encanto. Y, tenías razón, ¡cuanto mejor cuando te sumerges en él!. Ahí es cuando creo que realmente te habla.
No son sólo metros de profundidad, es vida y aunque pienses que estás sólo, te equivocas. EL azul tiene la capacidad de envolverte y protegerte, sostenerte... Luego, en sus entrañas, puedes encontrar infinidad de seres, una vida totalmente ajena y nueva para tí. La sensación: como volar, como caer en un vuelo muy lento, nada agresivo, nada violento. Volar en las aguas...¿eso no es nadar? no... es volar.
¿Si existen las sirenas? No lo sé, no las he visto y tú...¿Las has visto? Estoy segura que si escuchamos atentos él nos puede contar algo; pero, creo, sólo lo oiremos si nos concentramos y nos acercamos sigilosamente con nuestra total atención pero sobre todo con nuestro corazón.