I Tego Arcana Dei

Un espacio como cualquier otro para dar rienda suelta a los pensamientos, a la imaginación, para comunicar y ser leído, analizado por algunos o simplemente ignorado por muchos. Lo importante es intentarlo y quedar a merced de quienes creen en uno y nos dan el voto de confianza; y demostrar que mas que un trabajo es un compromiso para con el lector. LESSAR

martes, noviembre 24, 2009

Notas desesperadas: Honestamente...

Me condeno a seguirte recordando, eso es todo lo que sé y lo que puedo decir. No hay más vuelta que darle al asunto. Entraste en mi vida, la ocupaste toda, te hiciste amigo de mis sueños aunque nunca llegaste a entender a la mayoría de ellos, penetraste en mis pesadillas y al día de hoy te has convertido en una de ellas, así de simple y de directo. Estás metido en mi cabeza y no logro sacarte de ella seguramente porque tampoco quiero.

En estas líneas puedes leer de todo: sobre hombres y mujeres, potenciales relaciones, del primer contacto, del bodrio del fracaso, de las ausencias ganadas, de los latidos del corazón sin destinatario. Escribo de mis fechorías, aquellas que cometo con el único fin de olvidar las nuestras pasadas. De mis leales sentimientos a veces disfrazados en historias de otros. Me dejo caer en historias antipersonales con matices personales. Escribo de todo para que aún me conozcas y sepas que soy yo la que está en esas líneas, para que me sigas y no me olvides. Lo hago y lo asumo, soy directa y honesta: estoy en todos lados menos cuando digo que esa historia no es mía porque sí lo es.

Llegados a este punto confieso con somera responsabilidad de mis palabras que ando buscando la respuesta que a este tiempo, y ya pasado, seguro no llegará. Una respuesta que seguro no merece la pena ni la más mínima atención. Me ha invadido la rabia, el deseo, la pena, el consuelo, la risa, la impotencia, el ánimo y desanimo, las ganas, la ironía pero sobre todo la paciencia, buena madre de las todas virtudes; pero ya no quiero más paciencia, ya no quiero seguir en la loma en donde esperan los fracasos emocionales a ser vistos y reconocidos, buscando un arrepentimiento, que esperan por un gesto de nada que todos sabemos no llegará.

Pero me curo de mis traumas, despejo mis pesares y convoco a los espíritus, que sé por cuenta propia que existen, para que me despojen de tener que cargar con el recuerdo y me den las herramientas para mandarte al carajo de una buena vez, como debe ser, como debiera haber sido aquella mañana de diciembre. Confieso a duras penas que no sé escribir sin esperar a que entiendas lo que trato en entre líneas de decirte; pero muy a mi pesar creo que tu inteligencia o tu “buena costumbre” de no mirar más allá que de tu propio interés me tienen cancelada, minorizada dentro de tus principales objetivos del día y de tu vida. Así que no va más, ya sabes la verdad, te la escribo honestamente. Sé que aunque los espíritus confabulasen queriendo actuar a mi favor no lo lograrían ya que no hay nada que pueda apartar el recuerdo de mi atmósfera, así que no me quedará de otra que seguir en este intento de llevar todo conmigo como la valija que pesa tanto y no puedes dejar olvidada porque en ella hay cosas importantes, que no son útiles ni por asomo, pero finalmente importantes; y si hay que cargar con ella hasta el infinito o al infierno mismo me la llevo no sin antes decirte que tu tiempo ha claudicado y con él mi paciencia. Te quedarás como recuerdo y esa es la única etiqueta que puedo dejarte.

Si, soy yo la de las líneas, la que se atreve a desperdigar los restos de un “algo” que ya no sé yo si era bueno o si alguna vez lo fue; pero a su vez somos todas aquellas que aún siguen sin cantar victoria por seguir cargando con absurdos recuerdos y pasados no modificables.

Hasta otra vida si es que la hay, y si nos encontramos prometo pasaré de largo para no tener que repetir ni una sola palabra de lo ya dicho. Yo nunca olvido un nombre ni una cara pero déjame decirte que esta vez será la primera.